2024-07-01
9 minutos de lectura

John von Neumann

La Mente Brillante Olvidada en Oppenheimer y su Impacto en la Computación

miniatura del artículo

La película de Christopher Nolan titulada Oppenheimer, la cual nos narra a través del personaje homónimo la primera y única vez que la humanidad ha devastado núcleos urbanos con millones de personas pulsando tan solo un botón. En la película podemos ver una serie de cameos de físicos importantes de la época que estuvieron involucrados de forma directa o indirecta con el hecho, pero, ¿dónde está John von Neumann?

Aunque pueda parecer lo contrario, no venimos a hablar de cine. Lo que nos interesa tratar es sobre una de las mentes más brillantes del siglo 20 y que, aunque haya sido omitida en la película de Nolan, su impacto en nuestra historia en más de un campo es más que reseñable. Pero vamos a empezar por el principio…

¿Quién es John Von Neumann?

Él no se llamaba así realmente, John von Neumann fue el nombre que decidió ponerse tras su estancia en los Estados Unidos, sin embargo él era húngaro y de ascendencia judía. Su verdadero nombre era Neumann János Lajos, y antes de vivir en otros países como Alemania o los Estados Unidos tuvo un recorrido muy notable en su tierra natal, llegando a tener una condecoración nacional por sus dotes como matemático, el premio Eötvös.

Hay que decir que aunque su nombre en Hungría fue János, él empleó durante su estancia en Hungría y Alemania posteriormente su nombre germanizado Johann y en EEUU decidió junto con Eugene Wigner (antes Wigner Jenö) cambiar sus nombres para “americanizarlos” y emplear finalmente John o en ocasiones Johnny. Nosotros lo llamaremos John para simplificar.

Eugene Wigner: Su Amigo y Confidente

Hay que hablar de una figura importante en la vida de John, su mejor amigo: Eugene Wigner. Este fue compañero de colegio de John. Eugene era un apasionado de las matemáticas como su amigo, sin embargo cambió sus aspiraciones por la física pues veía en John a un matemático ejemplar y sintió que nunca destacaría tanto como él. Este cambio de rumbo le valió a Wigner nada más y nada menos que un Premio Nobel en Física.

Eugene trató con muchas personalidades de su época, nombres que quizá os suenen como Planck, Von Laue, Heisenberg (no el de Breaking Bad, que os estoy viendo), Paul Dirac (el cual era su cuñado), Leo Szilard, Edward Teller o el mismísimo Einstein, que era una de sus amistades más cercanas. A pesar de esto, Eugene no consideraba a ninguno de sus amigos tan agudo como a John, pensamiento que mencionó a los nombrados y que nunca nadie le corrigió. A Eugene le daba la impresión de que cada vez que hablaba con John, solo él estaba completamente despierto, así de grande era la admiración que sentía por él.

La Formación de John von Neumann

Volviendo a John, dadas las circunstancias políticas de la época en su tierra natal y gracias a que venía de una familia pudiente no tuvo más remedio que formarse fuera de Hungría, en países como Alemania y Suiza, gracias a lo que tuvo la suerte de recibir algunas clases de mano de Albert Einstein junto a Wigner y otros muchos físicos de la época, y se pudo licenciar en la Escuela Politécnica de Zúrich en Química, donde también conoció a otras grandes figuras como a George Pólya.

John no solo impresionó a sus amistades, también a todo intelectual que se iba cruzando. Tenemos testimonios de personalidades como George Pólya, Enrico Fermi y Herman Goldstine que avalan lo impresionante que era John.

Anécdotas Destacadas

George Pólya recordaría sobre el seminario para estudiantes avanzados que, dando clase, puso un teorema no probado aún en la pizarra y enfatizó la dificultad de realizar la comprobación. A los 5 minutos, John levantó su mano, salió a la pizarra y escribió la prueba. En palabras de Pólya: "A partir de ese momento tuve miedo de John".

Enrico Fermi le dijo al profesor de Física en la Universidad de Chicago, Herbert Anderson, acerca de las capacidades matemáticas de John que "podía realizar cálculos en su cabeza diez veces más rápido que él", y aseguraba que él podía hacer esos mismos cálculos diez veces más rápido que Herbert. En sus palabras: "¡Puedes ver lo impresionante que es Johnny!".

Herman Goldstine nos cuenta que cada vez que veía a John leyendo cualquier libro o artículo, sabía que John podría citar el contenido literal años más tarde.

En esta etapa inicial en la que John se encontraba en Europa sabemos que asistió a un par de seminarios donde coincidió con Robert Oppenheimer, a quién se volvería a cruzar en Princeton más adelante, pero no nos adelantemos…

Von Neumann en EE.UU.

En 1929, la Universidad de Princeton ofreció una invitación tanto a Eugene como a John para un semestre. A partir de ese momento, aunque se estableció en EE.UU. alternaba entre EE.UU. y Alemania hasta que en 1933 los nazis comenzaron a expulsar a los profesores judíos de las Universidades. En ese mismo año, el Instituto de Estudios Avanzados comenzó a funcionar y John fue elegido como uno de los primeros profesores junto con Oswald Veblen, Albert Einstein y James Alexander entre otros.

En 1938 obtuvo la ciudadanía estadounidense y solicitó un puesto de oficial en el ejército. No obstante, debido a su edad solo lo pudieron contratar como consultor externo en el Campo de Pruebas del Departamento de Armamento del ejército en Aberdeen.

John llegó a desarrollar un desmedido odio contra los nazis, las circunstancias en Europa le afectaron en la distancia. Budapest había sido un sitio cultural muy activo antes de la llegada de los nazis y tras su invasión la fama de la ciudad fue de los cafés intelectuales a los campos de concentración.

John consideró la cooperación entre el ejército y los matemáticos como una gran oportunidad de hacer un trabajo que les resulte útil a ambos, al ejército y a la comunidad matemática. Aunque se le daba bien conversar y estaba en la mayoría de comités, le gustaba centrarse en detalles técnicos y delegaba todo lo que tuviese relación con la organización o asuntos de personal.

Mientras que la Primera Guerra Mundial se convirtió en la guerra de ver quién tenía los cañones más grandes, la Segunda Guerra Mundial se centró en quién tenía las mayores bombas y Von Neumann se centró en bombas de gran potencia. Lo sorprendente de las grandes explosiones no era cuánta energía se liberaba, sino cuán imprevisible era el daño producido a consecuencia de ellas.

Su formación en física y química le ayudó enormemente a comprender mejor cada uno de los desafíos surgidos en su actividad. Su novedosa técnica matemática para tratar las sacudidas condujo al éxito del método de imposición para iniciar una explosión nuclear y su teoría de las ondas expansivas ayudó a determinar la altitud a la que debe hacerse explotar el arma resultante para obtener el máximo efecto.

En aquella época el principio de las ondas de choque solo se entendía apenas descriptivamente y ese se convirtió en el tipo de problema que interesaba a John porque quería un problema real para el que se necesitaran ordenadores. Pero… siendo matemático, físico y químico, ¿de dónde surge su interés por los ordenadores?

El Proyecto Manhattan

Como vimos en la película El Código Enigma de Morten Tyldum, Alan Turing ayudó a descifrar los códigos alemanes para evitar la pérdida de barcos. Sabemos que en esa época, John fue a Londres y aunque nadie sabe exactamente lo que hizo, sí se intuye que presenciar las virtudes de las máquinas le hizo adquirir un interés por las computadoras. A su vuelta en 1943 fue reclutado en el Proyecto Manhattan.

Aunque estamos convencidos de que hay quien lo sabe, no está mal recordar que este era un proyecto de investigación desarrollado en los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial (y que, de hecho, acabó con ella) donde se produjeron las primeras armas nucleares.

Para el proyecto Manhattan se requisó material a IBM como calculadoras y máquinas para tarjetas perforadas, se contrató a personal específico y John pasó unas dos semanas trabajando en el funcionamiento de las máquinas de tarjetas, pasando las tarjetas por las máquinas, aprendiendo a cablear los cuadros de conexiones y a diseñar esquemas de tarjetas familiarizándose con el funcionamiento y las operaciones de las máquinas.

La biografía de Grace Hopper nos desvela que John estuvo en Harvard durante el período de la Segunda Guerra Mundial ocasionalmente aprendiendo de la máquina Harvard Mark I de Howard Aiken. No sabemos si en algún momento tenía en mente el uso de las máquinas de Harvard para el proyecto Manhattan pero todo cambió en un encuentro casual en una estación de trenes.

El Encuentro en la Estación de Trenes

En 1944, Herman Goldstine y John von Neumann coincidieron en una plataforma ferroviaria en Aberdeen, donde John era consultor del ejército. No era de extrañar que John estuviera allí incluso horas antes de que saliese su tren porque tal y como mencionaron sus compañeros del Instituto de Estudios Avanzados, a John le encantaba trabajar en lugares muy ruidosos. Herman se acercó, se presentaron y entablaron conversación.

Herman aprovechó para explicarle a John el proyecto de EDVAC, el Electronic Discrete Variable Automatic Calculator o Calculadora Automática Electrónica Variable Discreta y la puesta en funcionamiento del ENIAC (el primer computador digital). Estos datos llamaron mucho la atención de John por la velocidad que prometían los circuitos electrónicos en contraposición a los circuitos mecánicos del Harvard Mark I, por lo que decidió ir a donde se encontraba el ENIAC y hacer las pruebas para los cálculos de la prueba Trinity del Proyecto Manhattan.

John y Stanislaw Ulam se percataron de que la velocidad de cálculo del ENIAC sería una ventaja para su proyecto. Estuvieron 3 años trabajando y finalmente obtuvieron los cálculos necesarios a través de un millón de tarjetas perforadas. Sí, esos cálculos que les darían los datos precisos sobre la altura a la que detonar el explosivo y los componentes que debe tener para causar el mayor daño posible… sin destruir el planeta.

Hiroshima y Nagasaki

Lo ocurrido después es Historia y aunque supuso el final de la Segunda Guerra Mundial, dejó huella en todos y principalmente en la comunidad científica. El 6 de agosto de 1945, una bomba de 13 kilotones alimentada por uranio fue lanzada sobre Hiroshima y el 9 de agosto otra de 20 kilotones alimentada por plutonio fue lanzada sobre Nagasaki. Los japoneses se rindieron finalmente el 15 de agosto.

Oppenheimer tras la guerra hizo notar que los físicos habían “conocido el pecado” como resultado del desarrollo de las primeras bombas atómicas. John respondió de forma cínica que “algunas veces alguien confiesa un pecado con el fin de darse el crédito por él”.

El Legado de John von Neumann en la Computación

Como dijimos anteriormente, la atracción de John von Neumann hacia la computación fue casi inmediata y su inteligencia y desempeño hizo acelerar y mejorar mucho este campo. Gracias a él tenemos hoy en día los computadores tal y como los conocemos por la arquitectura von Neumann y en programación seguro que os suenan los diagramas de flujo, a Haskell Curry no le hicieron mucha gracia pero esta es otra historia.

Conclusión

Oppenheimer no habría podido culminar su proyecto de la bomba atómica sin von Neumann de la forma en la que se hizo. Desde el punto de vista de la computación von Neumann es una de las figuras más emblemáticas y es un error haber prescindido de este personaje en la película desde nuestro punto de vista. Sin embargo, también podemos decir, con cierto recelo por las muertes causadas, que el desarrollo de este tipo de armamentos y las necesidades para que sea posible motiva siempre la aparición de tecnología que finalmente no solo sirve para el fin de destrucción en sí, sino también para muchas otras aplicaciones como tenemos hoy en día.